Francisco De Luna/HoraCeroMX
Xalapa, Ver.- A Dalia la tomaron como rehén –le apuntaban con la pistola en la cabeza- mientras que a su hijo de 16 años también lo sometieron con una navaja en el cuello. Y el mayor fue obligado a entregar todas las pertenencias de valor, incluso tuvo que “ayudar” a llenar la camioneta de los ladrones.
Eso marcó a esta familia. Se llenaron de terror, de angustia e impotencia porque consideran que se “ahogaban” por la ola de violencia que los alcanzó dentro de su vivienda ubicada en el fraccionamiento “Las Fuentes”.
Y cuando acudieron a la Fiscalía General del Estado (FGE) a interponer la denuncia, se toparon con el “complemento” de esa violencia –ese que es burocrático, el que prolonga las horas de espera y que reprograma las citas para poder proceder legalmente- entonces comprendieron que no tenían nada que hacer en esa dependencia.
Declinaron y el caso ya no fue denunciado. Pero se enteraron de las guardias vecinales y optaron por formar parte de ese grupo bajo la expectativa de encontrar a los rateros, detenerlos, desnudarlos y amarrarlos a un poste donde posteriormente pasarían a lincharlos.
Dalia ahora forma parte de los vecinos vigilantes. Desde mediados de junio recorre con machete y silbato a la unidad habitacional donde vive ubicada en el sur de la ciudad de Xalapa a escasos metros de la FGE, el C4, e incluso del Instituto de la Policía Auxiliar (IPAX).
Vigila durante las madrugadas. Comienza a las 12:00 de la noche y concluye esta labor social a las 04:00 de la mañana. Pero durante los recorridos que realiza con el contingente, busca en cada rincón, entre los pasillos, casas abandonadas, en la maleza, incluso da aviso, a veces a gritos, cuando se percata de algún sospechoso.
Ella, lo mismo que el resto de los habitantes de la Unidad, están listos con machetes y sus hachas de doble filo para dejarlos caer sobre la piel del ratero. También quiere venganza porque el coraje de haber sido amenazada con pistola aún no se desvanece.
Sus dos hijos, aunque con temor, también participan en las guardias vecinales pues saben que no pueden dejar sola a su madre. Ellos, así como decenas de familias más han sido víctimas de robo.
Cuando llegan del trabajo, la primera escena con la que han llegado a encontrarse es con sus chapas forzadas, las protecciones cortadas y el interior de la vivienda convertida en un desorden y sin pertenencias. Prácticamente vacías.
Los vecinos cuentan que ocurren hasta cinco robos por día, sin importar horarios. Y ante el fastidio se organizaron para autoprotegerse, ahora cada grupo tiene encomiendas, se han distribuido responsabilidades y horarios.
El grupo de guardias vecinales en Las Fuentes representan a uno de los 35 “Vecinos Vigilantes” distribuidos en toda la ciudad de Xalapa, mismos que fueron integrándose desde finales del año 2013.
Dalia es una señora de casi 50 años de edad que ha aprendido a dominar su miedo y dice que tiene la esperanza de encontrar a los ladrones que asolan el lugar donde vive. Empuña su arma, camina como centinela de la colonia y hasta ha seleccionado el poste ubicado a un costado de la caseta en la calle Santa Cecilia para amarrar de pies y manos al ladrón que sorprenda. Ese que -dicen los vecinos – saldrá con los pies por delante rumbo a la funeraria.