Luis Alberto Romero
David Hernández llegó hace un año a Xalapa, procedente de su natal Martínez de la Torre.
En ese municipio, David se ocupaba como jornalero agrícola en el corte de naranja y limón persa, como miles de martinenses.
Su historia no es muy diferente a la que cientos de miles de personas que han optado por la migración interna
Casi huyendo de un calor inclemente, David Hernández salió de Martínez de la Torre, donde cobraba 300 pesos por jornada laboral, en un trabajo sumamente rudo, como lo es el corte de la fruta.
Su ingreso, nos dice, no era suficiente, por lo que tenía que completar el gasto con un empleo adicional: la selección de fruta, que consiste en “desechar el cítrico que está a punto de perderse, aquel que tiene daños por pájaros, por insectos o por el manejo en el corte”. Cuando se ocupaba en esa actividad solía cobrar 80 pesos por camión.
Cansado del trabajo pesado, rudo del campo, se decidió a dejar atrás su vida de jornajero y se aventuró a trasladarse a la capital veracruzana.
Narra que llegó a Xalapa contratado inicialmente por un par de meses; “pero me gustó el clima y aquí me quedé”.
Martínez, agrega, es muy caliente, usted lo debe saber, “el calor es extremo”; en cambio, Xalapa es muy agradable y por eso decidí quedarme a trabajar y a vivir aquí.
David Hernández es un ejemplo de la migración interna, que es el movimiento, el cambio de residencia habitual dentro del propio país.
Sobre este fenómeno, el Consejo Nacional de Población señala que “el desplazamiento de población entre distintos espacios geográficos a veces es tan intenso que determina el crecimiento demográfico y transforma la composición poblacional de las entidades federativas, los municipios, las ciudades y las localidades de México”.
De acuerdo con esa fuente, “la población se desplaza en el territorio por distintas razones; búsqueda de mejores oportunidades de crecimiento profesional, estudios, tranquilidad, costos de vida, lo que va configurando a ciertos espacios como atractores de población y a otros como expulsores, esto incide en cambios demográficos tanto en los lugares de destino como en los de origen, los cuales deben ser considerados en las estrategias de bienestar, desarrollo y en la gestión de los asentamientos humanos”.
De forma reciente, Conapo reveló datos sobre la migración interna; destaca que en el periodo de 2010 a 2015, poco más de 233 mil veracruzanos habían emigrado a otras entidades del país, en tanto que al estado habían llegado 172 mil nuevos residentes.