Cargos edilicios, honoríficos

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Nazario Romero Díaz

A finales del siglo XIII y principios de XIX, la Constitución Política del Estado de Veracruz establecía, en su Artículo 108, que los cargos edilicios, “serán honoríficos y no tendrán más recompensa que la gratitud pública”.

De esta manera, alcaldes, regidores y síndicos no percibían salarios. Los ayuntamientos eran renovados cada año.

El que sí percibía salario era el secretario de la comuna, cuyo sueldo era de 360 pesos anuales; es decir, 30 pesos por mes, un peso diario.

Los tesoreros eran designados por la Legislatura y para ocupar el cargo tenían la obligación de garantizarlo presentando una fianza o la firma de algún fiador que contara con propiedades suficientes para garantizar el buen manejo de los dineros públicos.

Ni los alcaldes ni los demás ediles tenían acceso al presupuesto, pues las erogaciones para el gasto corriente o para las obras públicas se autorizaban en sesión de cabildo. De esta manera se evitaban los desfalcos, que ahora llaman “desvíos” de los recursos públicos.

Por otra parte, el Gobierno del Estado y la Legislatura realizaban la vigilancia a través de “visitadores” y los había de Hacienda, Gobernación, Fomento, Catastro, Estadística, Registro Civil, Registro Público, etcétera.

Cada visitador vigilaba y hacia cumplir los reglamentos de las diversas dependencias, con facultades para imponer sanciones, castigos y hasta ceses de los funcionarios y empleados incumplidos y deshonestos.

Las legislaturas eran renovadas cada dos años y las gubernaturas, cada cuatro.

La correspondencia oficial tenía como lema “Dios y Libertad”; luego fue modificada por “Libertad y Reforma”; posteriormente, por “Patria y Libertad”; y finalmente por “Sufragio Efectivo. No Reelección”, como es en la actualidad.

Como alcaldes, síndicos y regidores no ganaban nada, poco se interesaban por la administración y el progreso, además de que los recursos eran insuficientes. La mayoría de las obras eran ejecutadas con aportaciones de los vecinos, comerciantes, hacendados, etcétera, y era la comuna la que pedía los donativos.

 


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