En la mira

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Yunistas, usados y abandonados

Silverio Quevedo Elox

Los casos del exsecretario de gobierno, Rogelio Franco Castán y del exfiscal general del estado, Jorge Winckler Ortiz no son los únicos que se han quedado en el olvido por parte de su antiguo jefe, el exgobernador panista Miguel Ángel Yunes Linares.
Y es que, hay otros aliados de ese grupo político que encabeza el exmandatario que fueron desechados y los dejaron “morir” a su suerte.
Por ejemplo, hoy nadie se acuerda de Tito Delfín, quien era originalmente el abanderado de ese equipo político en una alianza que les aseguraría el triunfo en la elección interna del Comité Directivo Estatal del blanquiazul.
El panista fue presidente municipal de Tierra Blanca del 2011 al 2013 y fue detenido el 27 de noviembre del 2021 por una carpeta de investigación que le abrió el propio Jorge Winckler, por órdenes de Yunes Linares, por los delitos de incumplimiento de un deber legal, abuso de autoridad y fraude durante su gestión.
En aquel momento acusaron que su candidato a dirigente era un preso político que fue enviado a prisión por el gobierno morenista para desestabilizar los comicios internos del PAN.
Pero a la postre se confirmó que solo usaron al exedil, quien a finales del año pasado obtuvo con sus abogados la modificación en su medida cautelar.
No obstante, Tito “N” fue reaprehendido por policías ministeriales acusado de delitos ambientales en contra de la seguridad colectiva.
Los delitos fueron agregados al proceso penal 336/2022, y presuntamente fueron cometidos durante su gobierno en el municipio terrablanquense.
Y en aquella ocasión el silencio de todos los miembros de la familia Yunes fue evidente, confirmando que pronto se les olvidó aquella leyenda de “Todos Somos Tito” que usaron al principio del conflicto jurídico.
La última “nueva” en el caso del expresidente municipal es que fue trasladado a finales de marzo al penal de Tuxpan y una vez más las huestes de los Yunes solamente callaron.
Por el contrario, el jefe del clan últimamente ha aparecido en sus redes sociales muy sonriente haciendo ejercicio en el gimnasio que habilitó en una de las playas de Veracruz su nuera, la alcaldesa Patricia Lobeira de Yunes, como burlándose que mientras él goza de total impunidad, sus exsubordinados y aliados están en la cárcel.
Se comprueba una vez más que primero son los intereses y el bienestar de la cúpula del clan Yunista y luego sus súbditos o testaferros, que solo son utilizados y abandonados a su suerte.

MUY EN CORTO

BATALLAS CAMPALES PEGAN AL TURISMO. Nadie hace nada por las imágenes denigrantes de peleas protagonizadas por turistas y palaperos, que ya cobraron fama nacional e internacional por los abusos que cometen en Veracruz en cada periodo vacacional en perjuicio de la proyección turística de este destino.
Tan solo en lo que va del periodo vacacional de Semana Santa, se han registrado varias riñas por diversas razones, principalmente por los altos costos de la carta, que al final terminan con saldo desfavorable para los turistas, quienes literalmente terminan pagando los platos rotos o en la cárcel.
El pasado 5 de abril, fue un ejemplo de lo aquí citado cuando una verdadera batalla campal se desarrolló en la playa Villa del Mar, en el puerto de Veracruz, en la que un grupo de turistas se enfrentó a meseros presuntamente debido a que se les realizaron cobros indebidos.
“Los hechos ocurrieron en una de las palapas que se encuentran a las orillas de este destino turístico, donde un grupo de comensales, supuestamente molestos por los cobros abusivos, se negaron a pagar, por lo que los prestadores de servicio intentaron cobrar a la fuerza”, según informó un portal de noticias.
Lamentablemente estos abusos no son regulados por nadie, ni por la Profeco, ni mucho menos por la autoridad municipal, la cual argumenta que no es su competencia. Tampoco intervienen autoridades estatales o federales, dejando que los turistas se rasquen con sus propias uñas y enfrenten ellos mismos la voracidad de los palaperos a lo largo y ancho de la conurbación.
Esto provoca que los turistas se lleven una mala imagen de Veracruz, la cual replican entre sus amistades y conocidos, alejando a los visitantes de este destino, el cual se ha visto muy castigado tras la pandemia por Covid y que con mucho trabajo, busca la recuperación económica.


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