Veracruz avanza: caminos de transformación y futuro con Rocío Nahle
Felipe Sosa Mora
En Veracruz, el progreso ya no es una promesa, es una realidad que se pavimenta todos los días con trabajo, visión y voluntad política. Desde su primer día al frente del estado, la gobernadora Rocío Nahle García ha demostrado que transformar no es solo un verbo: es un compromiso con el presente y una apuesta firme por el futuro.
Uno de los rostros más visibles de esta transformación es la reconstrucción de la infraestructura carretera, un eje fundamental que está conectando a Veracruz no solo con sus regiones, sino con nuevas oportunidades de desarrollo. Tramos olvidados por décadas, caminos rurales aislados y corredores productivos estratégicos están siendo rehabilitados o construidos desde cero. Donde antes había abandono, hoy hay maquinaria trabajando. Donde había lodo, hoy hay asfalto. Y donde había olvido, hoy hay esperanza.
Pero esto no es solo obra pública: es justicia territorial y movilidad con sentido social. Estas nuevas vías permiten que las comunidades más apartadas reciban servicios de salud, educación y seguridad con mayor rapidez. Impulsan el turismo, fortalecen la economía local y regional, y dignifican la vida cotidiana de miles de veracruzanos.
Este avance no sería posible sin la coordinación histórica entre el Gobierno de Veracruz y el Gobierno de México, encabezado ahora por la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo. La sintonía entre ambas mujeres —inteligentes, decididas y profundamente comprometidas con la Cuarta Transformación— ha convertido a Veracruz en destino prioritario de inversión pública y ejemplo de gobernanza efectiva.
Con Claudia y con Nahle, se están detonando obras que no solo mueven la tierra, sino también el ánimo colectivo de un pueblo que por años fue postergado. Más que concreto y acero, se está construyendo confianza, seguridad y bienestar.
Ahora bien, transformar también significa poner orden donde había caos. El desarrollo no puede avanzar sin legalidad ni respeto a los derechos de todos. En un estado libre como Veracruz, el derecho a manifestarse es sagrado. Pero ese derecho no puede estar por encima de la movilidad, el trabajo y la tranquilidad de millones de ciudadanos.
Frente al reciente paro de un sector del transporte, el Gobierno ha mostrado su disposición al diálogo, pero también su responsabilidad de garantizar el orden y la vida pública. Porque transformar también es ejercer el poder con firmeza, con justicia y con respeto.
Hoy, Veracruz ya no camina a tientas. Tiene rumbo, liderazgo y claridad. Con Rocío Nahle al frente, el estado está dejando atrás el rezago, la corrupción y la improvisación. Y lo está haciendo con resultados visibles, inversiones históricas y una visión moderna del servicio público.
Cuando se gobierna con amor por la tierra y compromiso por la gente, el cambio no solo es posible: es imparable.


