Estadio Xalapeño y Casa Matus cumplen 100 años de existencia

  • Ambas referencias arquitectónicas invitan a revisar la época posrevolucionaria de la capital del estado, y repensar las identidades en función de lo que sus paisajes, mitos y narrativas canónicas dicen y ocultan 
  • El I Coloquio “Repensando la identidad xalapeña”, organizado por el CECC-UV, abordó éste y muchos otros temas 

Redacción Hora Cero

El Estadio Xalapeño, cuya construcción concluyó en el mes de septiembre de 1925, y la Casa Matus, que terminó de erigirse en agosto del mismo año, cumplen ya cien años de existencia y aunque erigidos con diferentes propósitos, cada una guarda historias, mitos, leyendas y fantasías que se han tejido a su alrededor. 

La gran obra deportiva está sujeta hoy en día a trabajos de remodelación y mantenimiento, en tanto la casa Matus es sede del Centro de Estudios de la Cultura y la Comunicación (CECC) de la Universidad Veracruzana (UV) que, para recordar el establecimiento de ambas construcciones hoy icónicas de la ciudad, realizó el I Coloquio “Representando la identidad xalapeña”.  

Elissa Rashkin coordinadora del CECC, expresó que recordar aniversarios de esta naturaleza no es solo cuestión de celebración, festejo y nostalgia, de conmemorar la grandeza de una ciudad, sino profundizar en cuáles son las aristas de esas identidades, del por qué las estructuras y esos fenómenos existen, y que significan una realidad en el presente. 

Refirió que sobre la casa Matus, que se ubica en la calle Benito Juárez número 126 de Xalapa, se entrelazan la historia, la fantasía, y corren muchos rumores; indicó que hay personas que conocen alguna leyenda, mito cercano a la ficción en relación a este icónico inmueble que fue propiedad del ingeniero Miguel Ángel Matus Bandala.  

Del Estadio Xalapeño mencionó que se mantiene como objeto de estudio de muchos profesionales de la arquitectura, y que no obstante cumplir cien años de vida, se mantiene de pie en su estructura, que en la actualidad está sujeta a trabajos de mantenimiento.    

 

El majestuoso Estadio Xalapeño, con cien años de vida, sigue siendo objeto de estudio por profesionales de la arquitectura

 

A su vez, Alfonso Colorado Hernández, organizador del coloquio, dijo que es un evento de análisis con perspectivas académicas, y resultado de un trabajo colectivo que involucra a investigadoras, investigadores, docentes y alumnos de posgrado. 

La primera conferencia “Concilio de los dioses falsos. La construcción del mito estatal en recintos deportivos durante los años 20”, estuvo a cargo, en modalidad virtual, de Luis Alfonso Gómez Arciniega, investigador de la Universidad de Heidelberg, Alemania. 

Estadios, condensación simbólica del mito del Estado 

Gómez Arciniega consideró que hay aproximaciones distintas en torno al Estadio Xalapeño, por lo que compartió algunas claves sociológicas y conceptuales que permiten entender el fenómeno de la construcción de espacios entendidos para el deporte. 

 

La construcción del Estadio Xalapeño retoma referencias iconográficas, frisos pensados en la antigua Grecia

 

Retrocedió en el tiempo recordando que en el Golfo de Carnaro, en el sur de la península de Istria y la costa croata, la ciudad adriática de Fiume fue ocupada en 1919 por Gabriele D’Annunzio; “con la toma de Fiume, estamos ante un fenómeno y una forma de hacer política que se empieza a manifestar aquí (en Alemania), estamos en la puerta de los años 20, fecha en la que podemos ubicar la construcción del Estadio Xalapeño”. 

Gómez Arciniega destacó que los estadios, como los monumentos y otras obras públicas, “son una condensación simbólica del Estado o Nación, que necesitan formar parte de una identidad mayor que se condensa en símbolos en el espacio”. 

Expuso que a finales del siglo XIX se empezaron a construir monumentos, entre ellos estadios que se suelen imaginar como recintos exclusivos para el deporte, pero también fungen como símbolos del mito estatal. 

Ejemplificó casos como el Estadio Nacional de la Ciudad de México construido a finales del gobierno de Álvaro Obregón (1924), el cual fue derrumbado posteriormente para construir el multifamiliar “Juárez” en la presidencia de Miguel Alemán Valdés, y que se derrumbó con el sismo de 1985. 

En cuanto al Estadio Xalapeño, dijo que su construcción está relacionada con una cuestión literaria, en “una negociación de símbolos que aparecen como referencias iconográficas; frisos pensados retomando un poco la idea de la Grecia idealizada”.