Lluvias torrenciales exponen doble crisis en Veracruz: climática y petrolera

Juan David Castilla

Las recientes y severas lluvias torrenciales que han golpeado a Veracruz, junto con otras entidades del centro y oriente del país, no solo son vistas como un desastre natural aislado, sino como una clara manifestación de la crisis climática que impacta al país, señalan organizaciones civiles.

El señalamiento se agrava en estados como Veracruz y Puebla, donde la emergencia se superpone a la infraestructura de la industria petrolera, aumentando el riesgo de desastres ambientales.

La alarma principal reside en la vulnerabilidad de los territorios donde se extraen, procesan y transportan combustibles fósiles.

De acuerdo con las organizaciones firmantes, entre ellas Greenpeace México y la Alianza Mexicana contra el Fracking, las afectaciones en Veracruz son más severas al combinarse con décadas de degradación ambiental y el abandono institucional en zonas con actividad petrolera e historial de fracking.

Las organizaciones subrayan la omisión de las autoridades al no reconocer la emergencia como un evento provocado por la crisis climática y su relación directa con la extracción y quema de hidrocarburos. La preocupación se intensifica ante la posibilidad de que la infraestructura petrolera dañada por el clima extremo derive en nuevos derrames o explosiones en zonas ya impactadas de Veracruz.

Un incidente documentado en la Sierra Norte de Puebla, donde se reportó la explosión de un ducto y un derrame de hidrocarburo en el Río San Marcos a consecuencia de las inundaciones, sirve como una advertencia crítica sobre los riesgos que enfrentan las comunidades en regiones petroleras como la veracruzana.

La coalición de organizaciones, que incluye al Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA) y la Coordinadora Regional de Acción Solidaria en Defensa del Territorio Huasteca Totonacapan (Corasón), exige al Gobierno de México una evaluación urgente de las implicaciones del desastre en la infraestructura de combustibles fósiles.

La prioridad inmediata, indican, debe ser la atención a las miles de familias que han perdido hogares, cultivos y medios de vida. Sin embargo, para que la reconstrucción sea efectiva y no repita errores históricos, las organizaciones instan al Gobierno a reconocer que el acompañamiento a las víctimas requiere el abandono de la extracción de hidrocarburos.

«Continuar apostando por el petróleo y el gas no solo perpetúa la crisis ambiental, sino que garantiza que tragedias como esta se repitan y se agraven», afirman.