Juan David Castilla
A 21 días de la gran inundación provocada por el desbordamiento del río Cazones, que impactó a 40 municipios de Veracruz, la situación en Álamo se mantiene crítica, con el lodo endurecido convirtiéndose en un peligroso manto de polución que amenaza la salud de sus habitantes.
El material contaminante alcanza hasta 60 centímetros de espesor en gran parte del municipio, lo que ha disparado las enfermedades, denunciaron los mismos pobladores.
Mientras la maquinaria de limpieza avanza con lentitud ante la aparente incapacidad de las autoridades locales, grupos de ciudadanos se han organizado para brindar asistencia.
La urgencia médica se centra en personas con lesiones en los pies y pacientes con pie diabético que requieren medicamentos vitales, a la par que continúan las labores de búsqueda y hallazgo de cuerpos.
Las autoridades reportan hasta el momento 36 personas fallecidas y siete desaparecidas tras las inundaciones en la entidad veracruzana.
Recientemente la emergencia también tomó un giro preocupante en la ciudad de Poza Rica. Habitantes del fraccionamiento Los Laureles denunciaron que se está arrojando lodo putrefacto y altamente contaminante cerca de sus viviendas, creando un foco de infección.
Un terreno baldío en la calle Almendros había sido habilitado, mediante un acuerdo vecinal, como centro de acopio temporal para basura inorgánica y desechos sólidos, contando con la colaboración de la Secretaría de Marina (SEMAR) en las labores de limpieza.
Los vecinos han reportado un grave incumplimiento de este pacto. En las últimas horas, personal no identificado comenzó a depositar en el sitio grandes cantidades de lodo putrefacto que desprende un olor fétido y representa un riesgo sanitario directo para las familias de Los Laureles, quienes exigen la intervención inmediata de las autoridades estatales.



