Panteón Palo Verde de Xalapa, escenario de la tradición de Todos Santos

Juan David Castilla

El panteón “Palo Verde”, uno de los camposantos más emblemáticos de la capital veracruzana, se convirtió este domingo en el principal punto de convergencia de la celebración de Todos Santos, una de las festividades de mayor arraigo cultural y social en México.

Desde las primeras horas de la mañana, el recinto se pobló de ciudadanos que acudieron a honrar la memoria de sus fieles difuntos.

Ubicado estratégicamente entre las avenidas 20 de Noviembre y Lázaro Cárdenas, el cementerio lució una afluencia masiva.

Las familias llegaron portando elementos esenciales de la tradición: flores frescas, arreglos florales y veladoras, transformando las lápidas en altares vivos.

La atmósfera estuvo cargada de simbolismo, con el distintivo aroma a copal mezclándose con el de la gastronomía tradicional, como tamales, reflejando el carácter de reencuentro familiar que define la jornada.

La conmemoración se distinguió por la persistencia de prácticas de recuerdo activo. Numerosas familias acondicionaron las lápidas con manteles y ofrendas de alimentos y bebidas que servían como evocación de los gustos de los ausentes.

Esta dinámica fue complementada por la presencia de músicos, quienes entonaban sones jarochos y boleros, generando un entorno donde las voces, las anécdotas y las notas musicales tejían un puente entre el presente y el pasado.

La jornada, que se replicó con intensa afluencia en otros panteones de la ciudad, como el “Xalapeño” y el de “Bosques de Xalapa”, enfatizó que la fecha no se concibe como un día de duelo, sino como una ceremonia de persistencia del afecto.

El cementerio “Palo Verde”, por unas horas, dejó de ser un sitio de reposo para convertirse en un vibrante espacio de memoria colectiva y amor persistente, reafirmando la trascendencia de esta tradición en el tejido social veracruzano.