Juan David Castilla
El grupo de estudiantes organizados que mantiene tomada la Exunidad Académica de Humanidades desde el 16 de octubre ha denunciado que la Universidad Veracruzana (UV) rompió de manera unilateral los acuerdos de diálogo, interpretando esta acción como una represalia directa contra la legitimidad de su movimiento.
La protesta original fue motivada por la falta de acción oportuna de las autoridades ante las severas afectaciones causadas por el fenómeno natural 90E en la zona Poza Rica-Tuxpan.
Los estudiantes enfatizan que su protesta es de naturaleza exclusiva, ajena a afiliaciones políticas o a otros paros universitarios, y se centra únicamente en la crisis en el norte del estado y la respuesta institucional que se le dio.
El conflicto se agudizó cuando, el 7 de noviembre, la UV emitió un comunicado oficial señalando una presunta falta de interés de los estudiantes para levantar el paro y anunciando, de manera unilateral, la reanudación de actividades en modalidad virtual a partir del 10 de noviembre.
El colectivo en paro considera que esta decisión es una ruptura del acuerdo de suspensión temporal e indefinida de clases que se había pactado previamente.
El 5 de noviembre, los estudiantes habían celebrado un «enorme avance» tras una reunión con el rector Martín Aguilar Sánchez y el secretario académico Arturo Aguilar, quien firmó un acta comprometiéndose a futuras mesas de diálogo.
El plan de los estudiantes era gradual: realizar tres reuniones sucesivas para discutir demandas, dar seguimiento a propuestas y acordar estrategias de evaluación, para finalmente entregar las instalaciones.
Sin embargo, el 6 de noviembre, la directora de la Unidad, Yolanda Francisca González Molohua, y el titular de la Coordinación Universitaria de Atención Estudiantil, Homero Ávila Landa, se presentaron en las instalaciones. Propusieron acelerar el cronograma de reuniones, a lo cual los estudiantes accedieron y reenviaron la agenda editada.
A pesar de este compromiso, el colectivo asegura que no recibieron más respuesta de su parte, sino el posterior comunicado oficial que anunciaba el retorno a clases.
Ante la incertidumbre, la confusión y la decepción, el colectivo estudiantil se vio obligado a alzar la voz para demostrar que su unión debe ser respetada y no invalidada o amedrentada por autoridades que deberían estar al servicio de la comunidad estudiantil.



