Juan David Castilla
La prolongada toma de la Unidad Académica de Humanidades de la Universidad Veracruzana (UV), iniciada el 16 de octubre de 2025, ha desatado una crisis económica severa en la colonia Ferrer Guardia.
Establecimientos comerciales y vendedores ambulantes de la zona reportan caídas en sus ventas de entre 70 y 80 por ciento, debido a la ausencia de los más de 3 mil 500 estudiantes, académicos y personal que confluyen diariamente en las facultades.
Propietarios de fondas, taquerías, cafeterías y rosticerías, cuyos ingresos dependen casi exclusivamente de la comunidad universitaria, temen el cierre inminente de sus negocios.
«Se muere toda esta zona: Si no hay estudiantes, no hay maestros, no hay clases, no hay ventas,» señaló una vecina. Los negocios de comida, incluso aquellos que ofrecen menús económicos de 50 y 60 pesos, luchan por permanecer abiertos. El impacto se extiende a vendedores ambulantes de volovanes, tortas, y jugos, así como a tiendas de abarrotes, papelerías y fotocopiadoras.
Sofía Cervantes, propietaria de un restaurante, expuso la magnitud del problema: «aquí vienen a comer los maestros, los alumnos y los papás… muchos negocios están por cerrar». La crisis afecta a toda una cadena, desde el proveedor hasta el pequeño comerciante, pues los estudiantes gastan entre 50 y 100 pesos diarios en productos básicos.
Otro factor agravante es la merma en alimentos perecederos. Sara López, de un restaurante, lamentó que la carne, jamón, queso y verduras compradas al mayoreo tuvieron que ser regaladas por la falta de consumo, generando pérdidas dobles. Los comerciantes están obligados a pagar rentas, salarios, servicios e impuestos sin haber tenido ingresos suficientes desde la última quincena de octubre.
Los propietarios expresaron su frustración no solo por el impacto económico, sino por las actividades que, aseguran, realizan los manifestantes.
Vecinos sostuvieron que han visto a los estudiantes «tirados de panza en el piso, en las noches cantando» e incluso reportaron la instalación de un «taller de brujería».
Los dueños de negocios urgieron a los cerca de una veintena de estudiantes que mantienen la toma a reconsiderar su protesta. «Pensamos que si ellos… quieren ayudar a lo que pasó en Poza Rica, pues que vayan a ayudar a todas las abuelitas que viven solas… y no perjudiquen a sus compañeros porque nos perjudican a todos», señalaron los propietarios de una rosticería.
Mientras tanto, el colectivo estudiantil de Humanidades reiteró que continuarán con la toma de las instalaciones por tiempo indefinido, manteniendo su exigencia a la UV de mejorar sus programas de Protección Civil y prevención ante desastres naturales.
Los manifestantes de las licenciaturas en Idiomas, Sociología, Antropología, Letras Españolas, Historia y Filosofía, mostraron su rechazo a que la Secretaría Académica de la UV intente retomar clases en modalidad virtual a partir del martes 11 de noviembre.
Consideran esta acción una «ruptura del acuerdo» y una «traición» al progreso que se había logrado en las mesas de diálogo. El colectivo acusó a las autoridades de tomar represalias ante la legitimidad del movimiento.
La UV, por su parte, había informado previamente que buscaría modificar la presencialidad o implementar alternativas como clases en línea y actividades asincrónicas, precisamente para reducir el impacto del paro en los 3,500 alumnos que no forman parte de la protesta.
Cabe destacar que, de manera ajena al conflicto por la toma, la UV ya había suspendido todas las actividades presenciales en la región Xalapa y otras cuatro regiones para el lunes 10 de noviembre como medida precautoria ante el paso del Frente Frío Número 13.



