- Alan Monroy Ojeda, cursa el doctorado en este centro y realiza investigación para la conservación de aves rapaces neotropicales
- Entre ellas águilas harpía, elegante y albinegra, así como el zopilote rey
Redacción Hora Cero
Después de nueve años de búsqueda y monitoreo en la selva Lacandona de Chiapas, el equipo de trabajo liderado por Alan Monroy Ojeda, alumno de doctorado en el Centro de Investigaciones Tropicales (Citro) de la Universidad Veracruzana (UV), registró nuevamente la especie de águila harpía (Harpía harpyja), que se consideraba extinta en el país.
Derivado de este hallazgo, en su programa de doctorado en el Citro trabaja en el desarrollo de un plan de conservación de la especie en México y Centroamérica; se trata de un proyecto de reintroducción de la especie para lograr su conservación a largo plazo.
Monroy Ojeda cuenta con poco más de 15 años dedicados a la investigación y monitoreo de especies prioritarias de conservación al interior de Áreas Naturales Protegidas (ANP) del país; su trabajo está dirigido principalmente a la preservación de aves rapaces neotropicales que incluyen las águilas harpía, elegante y albinegra, así como el zopilote rey, entre otras.
Por esta razón, Monroy Ojeda obtuvo en octubre pasado un reconocimiento de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) por sus aportaciones para la preservación de especies en peligro de extinción.
El galardón, correspondiente a la categoría Academia y/o Investigación, es producto de la convocatoria expedida por la Semarnat, a través de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), para premiar a quienes realizan labor de conservación en México.
El trabajo de campo tiene como eje principal la inclusión de la población local, a la que se ha capacitado para llevar a cabo un monitoreo biológico comunitario de la presencia y abundancia de las cinco especies de aves rapaces incluidas en el Programa de Acción para la Conservación de Especies (PACE): águilas neotropicales y zopilote rey.
Las aportaciones de Alan Monroy se fundamentan en su visión de la importancia de integrar activamente a las comunidades locales en el monitoreo biológico, así como en la co-creación de conocimiento y toma de decisiones; en su opinión, el papel del investigador debe orientarse a facilitar estrategias productivas compatibles con la conservación de la diversidad biocultural de México.
Refirió que es importante generar economías compatibles con la conservación de la selva a través del turismo de observación de aves y el turismo de naturaleza, por lo que propone esquemas de capacitación a la población local para que sean ellos quienes provean los servicios turísticos y de guías de observación de aves, que presten también servicios de hospedaje y alimentación.
La educación ambiental es esencial, generando conciencia en los jóvenes, principalmente, “porque para conservar estas especies que están en peligro de extinción necesitamos conocerlas primero”, destacó.



