¿Revolución de colores en México? / Samuel Aguirre Ochoa

¿Revolución de colores en México?

Samuel Aguirre Ochoa

Hoy en día la situación en México es muy complicada debido a varios problemas: la economía no está creciendo, la deuda pública y el servicio de deuda se incrementan gravemente, los programas del bienestar no están acabando con la pobreza como lo prometió el gobierno de la Cuarta Transformación; la corrupción no ha desaparecido, por el contrario, se ha incrementado pues políticos del gobierno del ex presidente Andrés Manuel López Obrador se han visto involucrados, incluso integrantes de la Marina que fue una institución muy respetada; el problema de la inseguridad, a pesar de que se pretenden maquillar las cifras, ha crecido enormemente en todo el país.

Dichos problemas se complicaron aún más debido a que el gobierno de la 4T acabó con la división de poderes, ha desmovilizado y manipulado al pueblo, pero lo más grave es que la presidenta de la República, la Dra. Claudia Sheinbaum, tiene enemigos muy poderosos, en primer lugar, al gobierno de los Estados Unidos y, en segundo lugar, a los grupos políticos encumbrados en Morena que no vienen propiamente de la izquierda, sino que son expriistas en su mayor parte, que siempre han sido corruptos.

Estados Unidos, como cabeza del imperialismo que pretende adueñarse del mundo, quiere debilitar a la presidenta Sheinbaum para someterla mediante la presión económica y política y si este método no le funciona, utilizar la violencia para doblegarla e imponer una agenda económica y geopolítica que favorezca sus intereses: Como por ejemplo, bloquear la expansión de la economía china y apoderarse del control de los países de América Latina, adueñarse del petróleo de Venezuela, bloquear los apoyos de México a Cuba, bloquear la construcción de un canal interoceánico en Nicaragua que pretende construirse con el apoyo de Rusia y China, entre otros propósitos.

Al mismo tiempo, los enemigos internos de la presidenta vinculados a la administración anterior pretenden seguir enriqueciéndose con sus negocios al amparo del poder como lo hicieron en Segalmex, con el huachicol fiscal, los contratos de las constructoras de los amigos y socios de Andy López Beltrán en el Tren Maya, el AIFA, el corredor interoceánico y la refinería de Dos Bocas; y manteniendo los vínculos de funcionarios morenistas encumbrados con el narcotráfico, así como con el avance del crimen organizado en el control de territorio y poder político.

En este contexto, Estados Unidos está generando un movimiento de desestabilización política al interior de México, disfrazándolo de un movimiento apartidista y aparentemente espontaneo con gran apoyo de las redes sociales y los medios de comunicación, movimiento que de palabra reivindica los problemas principales del país, enumerados al principio, con el propósito, en primer lugar, de confundir a la opinión pública mexicana y, en segundo lugar, de atraerla a los intereses de estos grupos y su promotor. El imperialismo también se está aprovechando el descontento que han generado los escándalos de los funcionarios corruptos entre la opinión pública y de la debilidad de la oposición mexicana.

Los mexicanos en general y en particular los antorchistas debemos excavar en este montón de hechos que acabamos de enumerar para descubrir la esencia del fenómeno, quitar el velo intencional que oculta la verdadera naturaleza de los acontecimientos, para hacernos una idea clara y precisa de lo que ocurre en el país y no ser víctimas del engaño de los propagandistas de las clases poderosas que se han adueñado de la riqueza de México y el mundo.

Veamos, ¿qué es el Movimiento de Generación Z y cuáles son sus verdaderas intenciones? En primer lugar, el nombre hace alusión a los jóvenes nacidos entre 1998 y 2012 y es un término sociológico que no refleja la verdad de la lucha de las clases sociales dentro de la sociedad, porque los problemas de nuestro país no solo incumben a los adolescentes y a los jóvenes, a los de la Generación Z, sino que tienen su origen en la forma injusta en como está distribuida la riqueza del país, pues las clases obreras y campesinas son los que trabajan como esclavos modernos para generarla en forma de plusvalía, que luego se transforma en ganancia que va a parar a manos de los dueños del gran Capital. Esta forma de organización social es profundamente injusta porque acarrea una gran desigualdad y ha sumido en la pobreza a millones de mexicanos.

Ahora bien, si analizamos con atención las acciones de este movimiento de la Generación Z, por ejemplo, en la marcha del pasado 15 de noviembre que fue noticia mundial, no quedó claro en realidad quién la convocó ni quién la coordinó ni cómo le hicieron los asistentes para derribar el muro metálico con el que cercaron Palacio Nacional; tampoco quedó claro quién generó la violencia en el Zócalo, pues los defensores de la manifestación sostienen que fueron provocadores del gobierno y la propia policía capitalina, mientras que la presidenta Sheinbaum sostiene que es la oposición apoyada por intereses extranjeros y tampoco quedó claro quién financió la campaña mediática. No obstante, si observamos con cuidado se alcanza a vislumbrar que están involucrados personajes de la derecha mexicana, empresarios televisivos que dieron cobertura total a la marcha magnificando los acontecimientos y también conocidos políticos conservadores.

Estas dudas pueden aclararse aplicando el método del materialismo histórico, analizando hechos similares que han sucedido en otros países en las últimas décadas, en los que de pronto han aparecido movimientos aparentemente independientes pero que en realidad son financiados y orquestados por el imperialismo a través de sus agencias de inteligencia con la intención de derrocar gobiernos incomodos para los intereses de los grandes monopolios económicos que buscan acomodar sus capitales y mercancías en esos países, adueñarse de sus riquezas y fuentes energéticas así como establecer bases militares para tener el control geopolítico de inmensas zonas del planeta.

Ejemplos de esto son el movimiento estudiantil ¡Optor! que derrocó al gobierno de Serbia en el año 2000; el Estado Islámico, patrocinado por los Estados Unidos y la OTAN, que promovió la llamada Primavera Árabe, revueltas violentas, entre 2010 y 2012, mediante los cuales derrocaron a los gobiernos de Libia, Egipto y Túnez y lo intentaron en Siria; los grupos neonazis que promovieron el Euromaidán en Ucrania para tumbar al gobierno de Víctor Yanukovich en 2014 e imponer al títere Vladimir Zelenski; y también las guarimbas encabezadas por María Corina Machado y Juan Guaidó que tenían la intención de derrocar al gobierno de Venezuela pero que fracasaron rotundamente, por lo que ahora, Estados Unidos está pensando realizar una invasión directa a este país. Las famosas revoluciones de colores.

Todo indica que es esto lo que está aconteciendo en México, que el imperio se está aprovechando del hartazgo y de la inconformidad de los mexicanos para promover un movimiento que tiene como propósito debilitar a la presidenta Claudia Sheinbaum y someterla a sus intereses económicos y geopolíticos, y de no lograrlo, el país corre el riesgo de que se genere un movimiento violento e incluso una invasión armada de los norteamericanos. Para poner en práctica esta operación están utilizando a los grupos de derecha mexicanos, a grupos de mercenarios y a todo su aparato propagandístico. El peligro de una invasión norteamericana al territorio mexicano es real, pues Estados Unidos ya lo ha hecho en cuatro ocasiones en el pasado.

En su defensa la presidenta Sheinbaum comete errores, primero en desmovilizar al pueblo mexicano, al no educarlo políticamente ni organizarlo, al no buscar la unidad nacional de todas las corrientes políticas progresistas y al seguir encubriendo a los morenistas corruptos que han estado saqueando al país por diversos medios, propiciando la impunidad.

Nosotros creemos que lo que debe hacerse es organizar a las clases trabajadoras de México, a todo el pueblo trabajador, y generar un gran movimiento de unidad nacional para la defensa de nuestro país y para llevar a cabo una verdadera transformación, mediante la cual México se desarrolle económicamente y se genere más riqueza que al mismo tiempo se distribuya de forma más equitativa, construir, pues una nación en la cual todos tengan empleo bien remunerado, vivienda digna, verdadero acceso a la salud, a la educación a trabajar y a vivir en paz. Los invito a que todos trabajemos en esta dirección.