El tropiezo de Esteban Bautista frente al nombramiento en la Fiscalía / Hora cero

Hora cero 

El tropiezo de Esteban Bautista frente al nombramiento en la Fiscalía

Luis Alberto Romero

El nombramiento de Lisbeth Aurelia Jiménez Aguirre como nueva Fiscal General del Estado de Veracruz no solo abrió una etapa importante para la procuración de justicia en la entidad; también evidenció problemas en la comunicación interna del propio Congreso local, particularmente en torno a las declaraciones del diputado Esteban Bautista, presidente de la Junta de Coordinación Política.

Mientras la gobernadora Rocío Nahle respaldó el perfil técnico y la sólida trayectoria judicial de la nueva fiscal, el legislador hizo un pronunciamiento sobre la “evaluación anual” de la funcionaria, un punto que ya forma parte de la reforma aprobada, pero que terminó generando interpretaciones innecesarias y la percepción de que intentaba marcar una posición distinta a la de la mandataria.

Más que un acto de confrontación abierta, la intervención del presidente de la Jucopo pareció un cálculo político poco afortunado que abrió debates internos sin aportar elementos de fondo; al parecer, el legislador no midió que sus palabras tendrían tanto eco.

El contraste fue evidente: el gobierno estatal apuesta por dar certeza jurídica, profesionalizar la Fiscalía y cerrar la puerta a los usos discrecionales del pasado, mientras que el comentario del diputado, aunque quizá pensado como un mensaje de control y supervisión legislativa, terminó por alimentar lecturas de distanciamiento político.

Se trata menos de un conflicto y más de un recordatorio de que la coordinación y el mensaje unificado son fundamentales en un momento en el que se busca reconstruir la confianza ciudadana en las instituciones de procuración de justicia.

La llegada de Lisbeth Jiménez representa una apuesta clara por la técnica, la imparcialidad y el profesionalismo que la Cuarta Transformación prometió para el ámbito judicial.

Su designación no responde a cuotas, sino a un proceso de fortalecimiento institucional. Por ello, resulta comprensible que la opinión pública cuestione cualquier gesto que parezca contradecir ese rumbo.

La pregunta que queda en el aire no es si existe ruptura, sino si fue necesario generar ruido en un momento que exigía claridad. Porque el comentario del diputado no fortaleció la narrativa institucional ni ayudó a comunicar con precisión los alcances de la reforma; simplemente introdujo un matiz que terminó distrayendo del fondo: Veracruz inicia una nueva etapa con una fiscal preparada y con un marco legal renovado.

En política, no siempre se trata de hablar más, sino de hablar mejor. Y en esta ocasión, las declaraciones del diputado terminaron compitiendo con el mensaje central del día: la oportunidad de consolidar una Fiscalía profesional, moderna y alejada de los excesos del pasado.

@luisromero85