Hora cero
Zona norte, de la emergencia a la reconstrucción
Luis Alberto Romero
La tragedia que vive el norte de Veracruz ha puesto a prueba la capacidad del Estado y de sus institucione.
En este contexto, las instancias del gobierno estatal han asumido un papel importante, no solo en la coordinación institucional, sino también en la atención directa a las comunidades afectadas.
Las lluvias históricas del 8 de octubre, que provocaron el desbordamiento de ríos, el colapso de caminos y la pérdida de vidas humanas, dejaron a municipios como Poza Rica, Álamo, El Higo e Ixhuatlán de Madero en condiciones críticas.
Frente a esa realidad, la gobernadora Rocío Nahle no se limitó a despachar desde el escritorio: instaló un centro de mando en la zona y ha encabezado personalmente los trabajos de auxilio, reconstrucción y supervisión.
Su compromiso ha sido claro: “No nos iremos hasta que Poza Rica, Álamo y toda la zona norte vuelvan a la normalidad”. La frase sintetiza una decisión política y moral que contrasta con otros episodios del pasado reciente, cuando los gobernantes aparecían solo para la foto o delegaban responsabilidades a burócratas sin arraigo ni sensibilidad.
Nahle García ha reiterado que no existen limitaciones de recursos para atender la emergencia y ha garantizado que las familias damnificadas contarán con apoyo total.
A la fecha, el gobierno ha distribuido más de 40 mil despensas, restablecido el servicio eléctrico a casi el 95% de los usuarios afectados e iniciado un censo casa por casa para determinar pérdidas materiales.
Paralelamente, la Conagua ha desplegado maquinaria para dragado y desazolve, mientras la CFE, el Ejército, la Marina y la Guardia Nacional continúan con las labores de limpieza, rescate, reparación y reconstrucción.
Pero más allá de la respuesta técnica e institucional, lo que distingue a este operativo es la presencia constante y visible del Gobierno del Estado.
En mensaje de la gobernadora ha sido de unidad y colaboración, agradeciendo la solidaridad ciudadana y subrayando que el Gobierno hará su parte, con maquinaria, servicios y presencia permanente.
En momentos donde la desinformación y el oportunismo político suelen contaminar las emergencias, este enfoque es fundamental para mantener la confianza social y evitar la manipulación del dolor ajeno.
La reconstrucción de la zona norte no es una tarea sencilla. La magnitud del desastre exige no solo recursos y maquinaria, sino una gestión planificada y transparente. En ese marco, la gobernadora ha enviado una señal clara: el Estado está presente, y la recuperación no será un acto simbólico, sino una obra tangible y duradera.
En Veracruz, la emergencia mostró a una gobernadora que no se esconde detrás del escritorio, de los reportes o de los discursos, sino que enfrenta la realidad y acude al punto donde se vive la tragedia para encabezar personalmente los trabajos.
Como ella lo declaró, construir no solo implica levantar puentes y pavimentar caminos, sino también reconstruir la confianza y la esperanza de un pueblo golpeado por la adversidad.
Pasada la emergencia, vienen momentos complicados para el norte de Veracruz: la reconstrucción, la reparación de los daños y garantizar que la normalidad se recupere lo más pronto posible.
@luisromero85