- Domingo Adame, de la Facultad de Teatro de la UV, fue distinguido por su labor en la promoción y desarrollo de este arte en el ámbito comunitario en México
- “En la UV he encontrado un espacio de trabajo que me permite desarrollarme como académico, todos los que formamos parte de la institución necesitamos apoyarla creativa y propositivamente”, expresó
Redacción Hora Cero
Domingo Adame Hernández es profesor de la Facultad de Teatro de la Universidad Veracruzana (UV) y desde 1986 es uno de los fundadores de la Asociación Nacional Teatro-Comunidad (Tecom, A. C.), dirigiendo grupos de teatro indígena y campesino.
Es miembro del Centro Internacional de Estudios e Investigaciones Transdisciplinarias, con sede en Francia; ha impartido cátedra en otras instituciones de educación superior como la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Universidad Autónoma del Estado de México, Universidad de las Américas-Puebla y Universidad Iberoamericana, sede Santa Fe.
Como reconocimiento a su trayectoria, recientemente recibió el premio que otorga anualmente la revista Catarsis, teatro por la Diversidad en colaboración con la Asociación Nacional de Críticos de Teatro de Italia, por lo cual brindó una entrevista en la que expresó que este reconocimiento es por los resultados de un esfuerzo colectivo de décadas.
Coméntenos, por favor, doctor, respecte a este premio que recibió en Italia.
Así es, recibí la noticia por parte de Vito Minoia, que es un profesor e investigador teatral muy reconocido en Europa, en Italia, de donde es originario, porque es presidente de una asociación sobre teatro en cárceles, es un proyecto muy bonito que él tiene y que empezó en la Universidad de Urbino, donde tiene su base como académico.
Él es presidente y, a la vez, director de la revista europea Catarsis, teatro por la Diversidad; cada año esta organización y su revista otorga un premio.
El académico dijo que es un reconocimiento a un esfuerzo colectivo y ocurre gracias a su estancia dentro de la Universidad Veracruzana
Me notificó Vito que a propuesta suya el comité decidió otorgarme este premio por mi labor en la promoción y desarrollo del nuevo teatro comunitario en México en el siglo XXI.
Es un premio que reconoce su labor en el teatro comunitario, pero imagino que también reconoce su trayectoria, que ha llevado una evolución hacia allá…
Sí, efectivamente, porque no es algo que haya surgido hace poco tiempo. Yo, propiamente, desde que inicié mi labor teatral como profesionista de teatro, egresado de la Licenciatura en Literatura Dramática y Teatro en la UNAM, tuve la oportunidad de empezar a trabajar con compañeros de comunidades indígenas de la Huasteca veracruzana, gracias a una invitación que me hizo una figura muy importante en nuestro teatro, el maestro Rodolfo Valencia. Él me invitó a trabajar en el proyecto de arte escénico popular y empecé a dirigir un grupo de compañeros, maestros bilingües de la Huasteca veracruzana, y también había compañeros de la Huasteca hidalguense.
Hicimos trabajo en comunidades de Huejutla y de Chicontepec, y a partir de ese proyecto yo seguí mi ruta, tanto en la institución como en lo que realizamos posteriormente con compañeros que estaban haciendo teatro en comunidades desde la segunda mitad del siglo XX.
Empezamos primero a recabar información: dónde se hacía teatro con un verdadero sentido comunitario, porque en ese entonces, en los años ochenta, sobre todo, existió un proyecto del cual todavía quedan algunos resabios en Tabasco, el Laboratorio de Teatro Indígena y Campesino, que es un proyecto contrario totalmente a lo que es una idea de un movimiento comunitario auténtico.
En nuestro caso sí era trabajar con gente de la comunidad, no para volverlos artistas de teatro, sino para que a partir de los conocimientos que ya tienen, de sus tradiciones, sus danzas, sus mitos, de la elaboración de sus máscaras, con todo eso, y hablando de las problemáticas que ellos tenían en sus comunidades, se fuera creando realmente un tipo de teatro más acorde a esa realidad de nuestras comunidades originarias.
Con ellos fundamos la Asociación Nacional Teatro Comunidad y a mí me tocó trabajar en localidades de Guerrero, en el Alto Balsas, en la zona cañera de Michoacán, en Oaxaca.
Desde que yo llego a la Universidad Veracruzana (2001), a principios del nuevo siglo, iniciamos, gracias también al apoyo de la Facultad de Teatro y de la Universidad, un proyecto con compañeros del Centro de las Artes Indígenas, ubicado en Papantla, en la zona de El Tajín.
Domingo Adame fue distinguido por la revista Catarsis, teatro por la Diversidad en colaboración con la Asociación Nacional de Críticos de Teatro
Ahí empezamos a trabajar en un proyecto en el cual siempre hemos procurado también vincular, por ejemplo, a gente que trabaja con proyectos de teatro, digamos alternativo, pero que tiene un interés también de rescatar lo que es nuestra cultura, como es el caso del maestro Nicolás Núñez, promotor de lo que él llama “teatro antropocósmico”; con él, con compañeros de la Facultad, nos integramos con compañeros del Centro de las Artes Indígenas allá en Papantla y hemos hecho varios trabajos escénicos.
Un último trabajo que se hizo también en colaboración con Germán Meyer, colega suizo que vivió muchos años en México impulsando el teatro comunitario. Se hizo una versión totonaca sobre la Malinche.
Entonces, pues sí, son muchos años de estar en esto y ahora con este premio recibido en el Teatro Eleonora Duse, en Génova, ahí estuve y en el encuentro que realiza anualmente la revista en la Universidad de Urbino.
¿Qué le significa este reconocimiento hacia su trayectoria?
Es muy honroso para mí, desde luego, y lo recibo con mucha emoción, por lo que toca, digamos, a mi persona. Pero, pues como suele suceder en este caso, no puedo decir que soy solamente yo el que lo merece. El premio lo merecen muchos otros colegas que han estado en esto, como mencionaba hace un momento, mi querido maestro Rodolfo Valencia, una compañera muy valiosa para el movimiento del teatro comunitario en México, Susana Jones; Francisco Acosta, que fue el primer director del Centro de las Artes Indígenas, un promotor del teatro comunitario también muy importante, y tantos otros colegas.
Entonces, sí, para mí es un premio que es extensivo a todos mis compañeros del teatro comunitario.
Tendrá usted la oportunidad de contar esta historia, de cómo se han ido sumando esfuerzos para lograr posicionar el teatro comunitario…
Sí, porque, en efecto, en México este teatro –como muchas otras cosas que vienen de nuestros pueblos originarios, o con un sentido más ligado, pues, a un teatro, digamos académico, occidental– ha sido muy relegado. Entonces, creo que sí hay que darle el lugar que le corresponde, y sobre todo también aquí, en nuestra Universidad, en el ámbito formativo.
Seguimos, lamentablemente, todavía muy circunscritos a esa visión occidental de la cultura, de la educación, y creo que tenemos ya que movernos de ahí. Afortunadamente, en el país las cosas están cambiando y esperemos que este sea realmente el inicio de una nueva era, donde de verdad rescatemos esos valores de nuestra cultura, sin menospreciar, sin querer borrar todo lo que hemos recibido del Occidente, se trata de un verdadero diálogo, hay que buscar un verdadero diálogo por la diversidad, justamente como dice el premio que me otorgan.
Lo más importante es que todo esto sucede dentro de mi estancia en la Universidad que me ha apoyado, he encontrado aquí un espacio de trabajo que me permite desarrollarme como académico, creo que estamos viviendo un momento muy importante para la Universidad y todos los que formamos parte de la UV necesitamos apoyar creativamente, propositivamente, lo que se está haciendo por parte de la administración del doctor Martín Aguilar.



