Juan David Castilla
La violencia político-criminal repuntó en el sur de Veracruz tras la identificación del hombre degollado, cuyo cuerpo fue hallado el miércoles 5 de noviembre en un predio del municipio de Oteapan. Se trata de Lázaro Francisco Luria, quien fue alcalde del municipio de Chinameca durante el periodo 2012-2013.
Según información preliminar, el exfuncionario habría sido privado de su libertad tres días antes de su trágico hallazgo. Pese a que sus familiares presuntamente realizaron el pago de un rescate para asegurar su liberación, Francisco Luria fue encontrado sin vida en un sembradío de maíz, cerca de la carretera Oteapan–Zaragoza, con visibles huellas de violencia y una profunda herida en el cuello.
Lázaro Francisco Luria asumió la presidencia municipal de Chinameca en mayo de 2012, pero lo hizo en circunstancias atípicas.
Ocupó el cargo tras la detención de su predecesor, Martín Padua Zúñiga, quien fue arrestado por autoridades federales y trasladado a la extinta PGR bajo serias acusaciones de delitos contra la salud y delincuencia organizada.
El cadáver de Luria, un hombre de aproximadamente 70 años, fue descubierto la mañana del 5 de noviembre por automovilistas que transitaban por un camino rural del municipio de Oteapan.
El exedil, quien vestía pantalón de mezclilla azul y playera blanca, fue encontrado tendido entre el sembradío. La presencia de un sombrero cerca del sitio hace presumir a las autoridades que la víctima pudo haber sido atacada y asesinada en ese mismo lugar del hallazgo.
La Fiscalía General del Estado (FGE) mantiene abiertas las investigaciones; sin embargo, el crimen pone en evidencia una vez más la brutalidad del crimen organizado en la región, donde ni siquiera el pago de rescate garantiza la vida de las víctimas de secuestro de alto perfil.



