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La realidad de la 4T contra golpes blandos
@pablojair
Desde hace meses se lanzó una fuerte campaña contra el gobierno de México financiada por la derecha y ciertos poderes fácticos.
Una campaña muy costosa en la cual el objetivo era crear una verdad virtual contra una verdad real; donde a través de las redes sociales intentaron dar la percepción que México está mal, que no hay democracia, que la presidenta no tiene el apoyo popular y llegaron al extremo de pedir la invasión a nuestro país, rayando en lo absurdo y la traición a la Patria.
Pero en tan solo en una semana vivimos dos eventos que demuestran la realidad tangible.
El primero: el informe de la primera mujer gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle, en la plaza Lerdo de Xalapa, donde más de 20 mil veracruzanos se dieron cita en un mitin abierto y de cara a la gente, tirando a la borda los comentarios y ataques que por semanas habían estado alimentando opositores y afines.
Allí, desde la capital de Veracruz, Rocío Nahle rindió cuentas y detalló punto por punto los avances a un año de su gobierno en diferentes rubros, acompañada de todos los municipios de Veracruz.
El segundo: este sábado 6 de diciembre, la primera mujer presidenta del país, Claudia Sheinbaum, hizo lo propio.
Convocó en el zócalo capitalino para festejar 7 años de la Cuarta Transformación, abarrotando la plaza mayor de la Ciudad de México y donde se desbordó el apoyo popular.
El tigre (diría un tal López Obrador) salió a relucir.
¿Qué queda claro? Que los bots de redes sociales no votan, que muchos comentócratas han perdido la brújula, y que hoy en los hogares de México y Veracruz se vive una realidad donde los gobiernos federal y estatal invierten en bienestar social.
No es casualidad el éxito de los eventos antes mencionados: es organización y trabajo de dos mujeres emblemáticas de la 4T, quienes han picado piedra desde muy jóvenes.
Así, los golpes blandos de la oposición no pueden ni podrán triunfar cuando hay apoyo popular.
Este sábado quedó claro que Morena –ooootra vez– mostró el músculo con personas reales y un pueblo que respalda a sus gobernantes.
