“El Consejo Universitario tiene la oportunidad histórica de recuperar la legalidad de la UV” / Dr. Rafael Vela Martínez

“El Consejo Universitario tiene la oportunidad histórica de recuperar la legalidad de la UV”

Dr. Rafael Vela Martínez

El Consejo Universitario General (CUG) constituye, por mandato de la Ley Orgánica, el Estatuto General y su Reglamento interior, la máxima autoridad colegiada de la Universidad Veracruzana (UV). Su composición plural —consejeros ex oficio, consejeros maestros y consejeros alumnos con derecho a voz y voto— no es un detalle administrativo: es la base de su legitimidad representativa y el fundamento de su capacidad para corregir desvíos institucionales cuando la legalidad se ve comprometida.

Desde una perspectiva de gobernanza universitaria, el CUG es el órgano esencial del equilibrio interno, con atribuciones para aprobar reformas regulatorias, supervisar políticas institucionales, analizar presupuestos, evaluar responsabilidades de autoridades y, especialmente, intervenir en la renovación de la Junta de Gobierno (JdG). Esta competencia lo convierte en el mecanismo institucional más importante para restituir el orden jurídico cuando se produce una ruptura de la normatividad o un vaciamiento de la ética en la conducción universitaria, tal y como sucede actualmente.

La normatividad de la UV es inequívoca: el CUG tiene plena autoridad para incidir en la reorganización del poder institucional. Sin embargo, esta atribución solo adquiere eficacia real cuando se acompaña de voluntad política, ejercicio crítico de la representación y disposición colectiva para actuar conforme a la responsabilidad histórica, ética y moral que cada consejero tiene frente a la comunidad académica y estudiantil.

En este contexto, la sesión del CUG convocada para el 15 de diciembre constituye una coyuntura excepcional. Es una oportunidad para que el Consejo recupere su carácter de garante de la legalidad y no continúe limitado a un papel ornamental y sumiso dentro de un sistema de decisiones concentradas y opacas. Los consejeros deben tener claridad: o el CUG actúa con firmeza y autonomía, o se consolidará un precedente de erosión institucional sin retorno inmediato. Las acciones que el CUG puede emprender son claras, legítimas y necesarias:

1. Renovar la Junta de Gobierno, desarticulando el entramado de irregularidades que ha minado la confianza interna.

2. Exigir la renuncia del rector, cuya prórroga ha sido denunciada como ilegal por exrectores, exmiembros de la JdG y amplios sectores universitarios.

3. Nombrar un rector interino, conforme a la normatividad vigente, que garantice un proceso de transición transparente y con supervisión efectiva.

4. Restablecer un proceso rectoral legítimo, con participación real de estudiantes, docentes e investigadores, y con criterios académicos y éticos verificables.

La situación actual no admite ambigüedades. Las posturas tibias o resultado de cofradías no solo debilitan la integridad institucional, sino que avalan, por omisión, la continuidad de prácticas que contradicen el espíritu fundante de la Universidad Veracruzana. El reto, por tanto, es de carácter moral y político: ¿están los consejeros dispuestos a asumir la representación que aceptaron y ejercerla en defensa de la legalidad?

Diversas expresiones públicas evidencian que la comunidad universitaria está en un momento de movilización sin precedentes. Exrectores como Sara Ladrón de Guevara, Raúl Arias Lovillo y Víctor Arredondo han señalado abiertamente la transgresión normativa. Más de 20 exmiembros de la Junta de Gobierno documentaron la tergiversación del marco legal. La Red UV por la Legalidad, que pasó de 300 a más de 2,700 integrantes, suma voces que denuncian la irregularidad de la prórroga y exigen un nuevo proceso rectoral. Estudiantes, académicos y trabajadores han realizado marchas, protestas y acciones pacíficas reclamando que el CUG actúe.

Este clima de convergencia entre movilización social, respaldo académico de alto prestigio y escrutinio público genera una ventana política inédita. Por primera vez en años, el CUG tiene la posibilidad real de convertirse en un actor protagónico en la recuperación de la autonomía universitaria. Pero también es necesario advertir: si el CUG no actúa con determinación, si permite que el temor, la presión o la indiferencia definan la sesión, la oportunidad se cerrará. Y con ella, la posibilidad de reconstruir la credibilidad y la integridad de la UV. El impacto de una decisión valiente del CUG sería profundo:

• Consolidaría un precedente de control democrático interno.

• Reforzaría la confianza en la UV como institución pública seria y ética.

• Abriría nuevas oportunidades de desarrollo académico, científico y tecnológico.

• Garantizaría a las nuevas generaciones de estudiantes e investigadores una universidad sólida, transparente y legítima.

• Servir como detonador del desarrollo social, económico y cultural de Veracruz, pues ninguna región progresa sin una universidad fuerte, íntegra y capaz de liderar procesos de innovación.

El horizonte es claro: una Universidad Veracruzana con gobernanza confiable es condición indispensable para el progreso regional. La parálisis institucional, en cambio, condena a Veracruz a rezagos educativos, científicos y productivos; por ello, la sesión del 15 de diciembre no es una formalidad: es un parteaguas; un momento para definir si la UV seguirá atrapada en un círculo de decisiones ilegítimas o si avanzará hacia un modelo institucional renovado, ético y democrático.

Hoy, cada consejero universitario —maestro, estudiante o ex oficio— debe reconocer la magnitud de su responsabilidad. No se representa a sí mismo, sino a la comunidad que lo eligió y a las generaciones por venir. El CUG sí puede resolver la crisis de ilegalidad. La pregunta decisiva es: ¿están los consejeros dispuestos a ejercer el poder que la normatividad les confiere y a restaurar la legalidad, la autonomía y el futuro de la Universidad Veracruzana, contribuyendo con ello al desarrollo y progreso de Veracruz?

El juicio de la historia universitaria será ineludible. La respuesta se escribirá el 15 de diciembre. Y quedará en la memoria de nuestra universidad, de nuestros hijos, hermanos, padres y de todos quienes desde siempre han confiado en nosotros.

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